Recuerda el nombre del cliente frecuente. Conoce qué vehículo tiene. Pregunta si el repuesto anterior funcionó.
Esos pequeños gestos construyen relación.
No hay nada que frustre más que “no tengo esa pieza”.
Asegúrate de tener inventario mínimo de los productos de alta rotación o más comunes en tu zona. Esto muestra compromiso y profesionalismo.
Lleva un registro básico: nombre, auto, historial de compras.
Esto te permite hacer recomendaciones más certeras, ofrecer preventivos y enviar recordatorios de mantenimiento.
Un cliente recuerda cuando le ayudaste a elegir la refacción adecuada o le explicaste por qué esa marca es más confiable.
Esto genera autoridad y confianza.
Una simple llamada o mensaje para confirmar que la refacción funcionó, o para preguntar si todo salió bien en el servicio, marca una gran diferencia.
Recuerda: una mala experiencia borra varias buenas. Pero una atención extraordinaria se recuerda y se recomienda.
Fidelizar no es complicarse, es decidir operar con enfoque en las personas, no solo en las ventas.
Un taller o refaccionaria que pone al cliente en el centro no solo vende más: construye reputación, autoridad y estabilidad.
En Grupo Morsa te apoyamos con inventario confiable, entregas a tiempo y herramientas como Morsa Click para que siempre tengas lo necesario para atender bien a tus clientes.
Haz que vuelvan, no por necesidad, sino por elección.